A la hora de tratar los hongos, hay tres factores que deben evitarse: la oscuridad, la humedad y el calor, ya que estas son las condiciones preferidas de estos microorganismos.

El uso de calzado inadecuado, la fricción continua y ciertos malos hábitos pueden favorecer la aparición de callos y hongos en los pies. Ambas cuestiones pueden llegar a alterar incluso la forma de caminar, perjudicando así la salud lumbar, por ejemplo.

Los callos son capas de piel que han adquirido un mayor grosor de lo normal y que pueden llegar a ser escamosos. Generalmente se forman en los talones y en la parte delantera de los pies por presión o fricción, por el uso de un calzado inadecuado. Constituyen un problema estético para la persona. 

Por su parte, los hongos son son un tipo de infección que, además de causar mal olor, puede alterar el aspecto de las uñas. En ocasiones, puede ser que se decoloren y en otros, puede ser que se tornen amarillentas, irregulares y frágiles. Para tratarlos correctamente es necesario acudir a un dermatólogo.

¿Cómo eliminar los callos y hongos en los pies?

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Para eliminar los hongos de los pies será imprescindible seguir el tratamiento pautado por el médico. Aunque varios remedios caseros están desaconsejados, ya que pueden agravar aún más el problema y causar complicaciones, hay uno que sí es recomendable: la aspirina.

Por ejemplo, la mezcla ‘exfoliante’ de zumo de limón con aspirinas puede resultar demasiado agresiva para la piel (aún cuando tenga callos) y, si además frotamos la piel con una piedra pómez, una lija o cualquier otro instrumento para retirarlas, podemos rompernos la piel y causarnos grietas y heridas que luego pueden llegar a infectarse.

Sin embargo, cuando no se mezcla con zumo de limón ni otros elementos, la aspirina resulta útil y segura como remedio para los callos y los hongos en los pies, ya que el ácido salicílico promueve la descamación epidérmica con eficacia, tal y como lo confirma este artículo.

  • Puedes preparar el remedio de aspirina y aplicártelo en los callos y hongos de los pies, pero debes prestar atención a qué reacciones produce. En caso de que cause irritación, suspende su uso.
  • El remedio se prepara muy fácilmente: simplemente hay que machacar unas cuantas aspirinas (hasta convertirlas en un polvo muy fino), mezclarlo con un poco de agua (para formar una pasta) y aplicarlo sobre la zona afectada. Luego se dejaría actuar durante unos minutos.
  • Para que la mezcla quede un poco más consistente y fácil de manipular, hay quienes agregan algún aceite a la preparación, como el aceite de coco. Sin embargo, esto es completamente opcional.

Otras opciones

Si el médico lo considera, es posible que indique ungüentos u otros productos de uso puntual (cremas antimicóticas, etc.), en dosis concretas. Además, hará ciertas recomendaciones en torno a la higiene y aseo personal que deberán tenerse en cuenta.

Remover los callos

 

Hay productos que contienen ciertos compuestos del limón que ayudan a eliminar los hongos, sin embargo, eso no quiere decir que lo más adecuado sea utilizar zumo de limón.

¿Qué puedes hacer en casa?

Además de seguir las pautas que te haya dado el médico y el podólogo, puedes poner en práctica los siguientes trucos:

  • Dejar de usar los zapatos que te están haciendo daño.
  • Después de quitarse el calzado, colocarlo en una ventana o espacio abierto para que se ventile.
  • Utilizar plantillas (para proteger la zona callosa).
  • Dejar los pies al aire por lo menos unos 15 minutos todos los días.
  • Calzarse con zapatos cómodos, acolchados, que estén hechos con un material que permita la transpiración. Y si es verano, es preferible usar sandalias, para que el pie esté bien ventilado.
  • Utilizar calcetines limpios siempre y, en caso de tener que hacerlo, cambiarse el par. Nunca dejarse los calcetines ni el calzado húmedo puesto.
  • Los parches con líquidos no son recomendables para todos los casos, por ello, hay que consultar al médico antes de adquirirlos.
  • Remojar los pies en un cubo con agua tibia (o caliente a una temperatura soportable), jabón neutro y sal gruesa unos 10 minutos. Pasado este tiempo, se saca un pie y se lima con cuidado los callos con una piedra pómez.
  • Hay que tener cuidado a la hora de limar ya que de hacerlo demasiado fuerte, podemos romper la piel y hacernos daño.
  • Lo ideal es realizar este procedimiento con regularidad, hasta conseguir eliminar la callosidad por completo.
  • Después de haber retirado las durezas y piel muerta de los pies, hay que secarlos muy bien y aplicar una crema humectante en los pies. También se podría utilizar un poco de aceite de coco para potenciar el efecto hidratante.

La paciencia es clave en el tratamiento

Aunque parezca evidente, es necesario recordar que a la hora de tratar callos y hongos en los pies es necesario tener paciencia. Si sigues las instrucciones del médico y acudes al podólogo, tus pies se recuperarán y dejarán de tener mal aspecto.

Acelerar el proceso con algunas mezclas e instrumentos filosos puede resultar contraproducente y riesgoso, por ello, evita a toda costa su uso para no lastimar tu piel.